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Cesar Indiano: "Viva el primer Congreso bolchevique"

César Indiano

Vi por la televisión otro espectáculo vergonzoso y cobarde. Estamos ya en el segundo número de un circo político que podría perpetuarse en Honduras pues los encargados de frenar la saga de Zelaya desfilaron de rodillas ante las presiones de un manipulador experimentado.

Es increíble la cobardía canalla que este país ha acumulado en torno a intereses sombríos. Sale sobrando la dignidad, el honor y la obligación cuando se trata de transar perversidades en nombre de la componenda. Creí que Jorge Cálix Espinal se mantendría firme en su propósito legítimo de retener la soberanía del poder legislativo para que se cumpliese – por primera vez en la historia de este país arruinado – el capítulo 4 de la constitución el cual dice “La forma de gobierno es republicana, democrática y representativa. Se ejerce por tres poderes; legislativo, ejecutivo y judicial, complementarios, independientes y sin relaciones de subordinación”.

Pero lo más insólito es que la fila de camaradas que el lunes acudieron a la cita para ser sacrificados en el Altar Q no dijo ni pío ante el incienso adormecedor de un político siniestro. ¿Qué es y quien es Manuel Zelaya Rosales, en la nueva farra gubernamental, para atribuirse de forma arbitraria unos poderes totales que nadie le ha otorgado? ¿De dónde saca facultades legales este personaje para presentarse ante tirios y troyanos como el gran orquestador de las nuevas iniquidades gubernamentales? ¡para dar el primer golpe al legislativo montando a vista y paciencia de todos, su propio politburó!

¿Nadie en Honduras es capaz de reaccionar y poner en su sitio a estos burladores de oficio que no respetan ninguna norma, que no honran ningún compromiso y que se ríen impunemente frente a una prensa condescendiente? Yo pregunto ¿A todo el mundo le parece graciosa la farsa sin fin de las pandillas políticas que se turnan la nación en una ciega competencia para ver quien infringe más daños? No lo sé; de Honduras se ha enseñoreado una peste que no tiene cura y cuyos síntomas principales son la estupidez y la cobardía. Esas dos fiebres –cuando se combinan – producen monstruosidades.

Nadie lucha por nada ni por nadie, es como si de pronto todos hubiesen llegado al pacto sombrío de eternizar en la mierda: sin leyes, sin respeto, sin verdad, sin destino, sin dignidad y sin límite alguno para hacer y deshacer lo que se les antoje a los politiqueros, a la hora que les convenga. Mientras estén a salvo los dineros mal habidos y queden blindados los pactos del saqueo consensuado, todos están disponibles para aplaudir los horrores de la mala política.

¿Acaso nadie entiende que ya comenzaron a bailar el vals de una nueva farsa sin escrúpulos? Este viejo conocido de la política, escurridizo, engañador, arrollará la débil investidura de su esposa y en cuestión de meses tendrá en su puño todos los poderes políticos, militares e institucionales que heredó de Juan Orlando Hernández.

No será como Juan, va a superar a Juan en maniobras maquiavélicas. Ha vuelto al poder a través de un rápido juego de manos, lleno de planes bolcheviques y dispuesto a cobrarse uno por uno todos los agravios que según él ha soportado en nombre de su martirizada popularidad. Su revancha es su única ley y la arrogancia es su único método.

Todas las normativas y reglamentos que han regido hasta hoy a la República de Honduras serán lanzadas muy pronto al basurero de la historia. Si Juan tomó el control de todos los poderes para filtrar vergonzosos negocios partidarios, este irá más lejos, este refundará su propio Reino Absoluto para preparar a los nuevos benjamines del Zelayato. Sólo le falta elegir de dedo al nuevo titular del poder judicial ¡y a cortar cabezas camaradas policías!

No tenemos remedio ni salida posible, no hay solución para nuestro país: no hay esperanza para que nuestros hijos conozcan algún día el significado de la palabra Democracia. No se va a terminar la fetidez tributaria jamás. Seguirá el éxodo imparable de la migración descontrolada. Continuará la hediondez del nepotismo ramplón. Se prolongará por conveniencia la pudrición de la ENEE.

Seguirá la matanza de personas. Volverá el saqueo político de siempre y volveremos a vivir las pesadillas de las cadenas nacionales y las propagandas del bullicio: las pachangas, los mariachis, los derroches y las pingües caravanas de cabrones yendo y viniendo en comitivas de paja con aires de desarrolladores sabelotodo. El alegrón electoral fue puro humo, sacamos a una manada de perros fascistoides y al día siguiente fuimos invadidos por una jauría de coyotes socialistas.

Todo parece indicar que estamos bajo una maldición de los tiempos, pero no es así, en realidad, cosechamos las amarguras de los caudillos – sus derroches, sus miserias y sus desgracias – porque somos incapaces de pronunciar la palabra No. Por cobardía se le dice Sí al crimen. Por codicia se le dice Sí al robo público. Por ambición se le dice Sí al tramposo. Por comodidad se le dice Sí al mal ejemplo y al mal testimonio.

Por cerotes permitimos que arruinen nuestras empresas, desplomen nuestros sueños, desintegren nuestras familias, nos vendan noticias falsas, arrasen con los recursos y destruyan a nuestros hijos. Noto un ciego amor a la estupidez que jamás lo había visto en la historia de Honduras. Percibo un descaro casi diabólico en todos aquellos que aprueban lo incorrecto como si creyeran que tanta maldad no tendrá consecuencias en sus vidas.
Ríanse mientras puedan, búrlense de la ley, ufánense de hacer daño, pero eso sí, yo cumplo con mi deber de vate y esgrimo la palabra escrita para decirles otra vez: despierten.

Despierten para que al menos pataleen cuando las manadas socialistas – que se hacen llamar “pueblo” – coloquen las guillotinas en la plaza pública.

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