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Aprueban el uso de ropa interior para evitar la transmisión de enfermedades durante el sexo oral

Estados Unidos.- Contrario a lo que muchos creen, el sexo oral no está libre de riesgos: muchas enfermedades venéreas pueden transmitirse por la vagina o el ano mediante estos encuentros, para los que ahora hay una nueva opción de protección: por primera vez la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) ha aprobado una ropa interior que evita el intercambio de fluidos y, por tanto, el contagio.

En la larga lista de enfermedades que pueden transmitirse durante el sexo oral están el herpes, la gonorrea, clamidia y sífilis, así como el virus del papiloma humano (VPH), que está asociado al cáncer cervical y de garganta.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que más de 110 millones de personas en EEUU tienen una enfermedad de transmisión sexual y que 85% de las personas padecerán una en el curso de su vida.

Según la Universidad de Johns Hopkins, entre el 50% y el 80% de los adultos en el país sufren de herpes oral.

“ Estamos viendo más casos de clamidia y gonorrea de la garganta y esos provienen del sexo oral, así que sí ayuda el que no intercambies fluidos durante el sexo oral. Definitivamente ayudará a prevenir la transmisión de esas cosas”, dice a Buzz Feed News, Sheryl Ross, ginecoobstetra que ejerce en el área de Santa Mónica.

Más prácticas y sensuales que las barreras bucales

Hasta ahora la única forma de protección autorizada para el sexo oral eran las barreras bucales ( dental dams), que son trozos rectangulares de látex o poliuretano poco amigables que se colocan entre la boca y la vagina o el ano para impedir la transmisión de fluidos corporales.

Pero no ni sensuales, ni muy prácticos pues hay que sostenerlos con una de las manos para que permanezcan en su lugar. Todo apunta a que muy pocas personas lo usan.

“Mucha gente reporta que las barreras bucales son raras y arrebatan el placer al sexo oral tanto para quien lo da, como para quien lo revive. La gente los odia incluso más que al condón”, cuenta al New York Times, Chris Barcelos, profesor de estudios de la mujer, sexualidad y género de la Universidad de Massachusetts.

Vía: Univisión

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