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¿Por qué amamos tanto a nuestras mascotas?

INFOBAE.- Convertir a un animal en parte de la familia es algo que solo los humanos hacen. Pero, ¿por qué? “Realmente es una pregunta asombrosa”, sostuvo en diálogo con The Washington Post, Clive Wynne, director del Canine Science Collaboratory de la Universidad Estatal de Arizona. Wynne ha dedicado su carrera al estudio del comportamiento animal y la relación evolutiva entre animales y personas. El especialista dijo que es fácil ver por qué nuestras mascotas nos amarían: “El éxito de los perros (y otras criaturas domesticadas) en la superficie de la Tierra se debe completamente al hecho de que los cuidamos hasta cierto punto”.

De hecho, algunos científicos han sugerido que las mascotas exhiben una forma de parasitismo: toman comida y refugio de los humanos sin ofrecer mucho a cambio. “Argumentan que amamos a nuestras mascotas porque nos han engañado para ello”, remarcó Wynne. Pero él no compra ese argumento. Sin embargo, reconoció que no hay una explicación evolutiva satisfactoria para esa sensación cálida y pegajosa que tenemos cuando miramos a nuestros perros y gatos.

Esta historia de amor comenzó con los perros, nuestros compañeros animales más antiguos. El análisis de los genomas de perros y lobos, junto con numerosos descubrimientos de huesos antiguos, sugiere que los humanos domesticaron a nuestros amigos caninos hace entre 13.000 y 30.000 años. Wynne cree que es probable que los animales empezaran siendo lobos que hurgaban en los vertederos humanos; los que estaban dispuestos a acercarse a la gente conseguían más comida y con el tiempo evolucionaron hasta volverse más mansos. Con el tiempo, los humanos se sintieron tan cómodos con los perros -y a los perros les gustaba estar con nosotros- que los acogimos en nuestras casas y los reclutamos para nuestras cacerías. Recientes excavaciones en lugares donde se mataba a los mamuts descubrieron huesos de perro entre los restos, lo que sugiere que perros y humanos cazaban juntos.

Si los perros evolucionaron para ser los compañeros de los cazadores humanos, los gatos llegaron para ser las mascotas de los agricultores. Las pruebas de ADN sugieren que los gatos fueron domesticados por primera vez por los natufianos, que vivieron en el Levante hace unos 10.000 años y a los que a menudo se atribuye la invención de la agricultura. La lógica dice que los gatos son muy útiles para atrapar a los roedores que inevitablemente habitan los almacenes de grano. Cuando los animales empezaron a congregarse en torno a los asentamientos humanos, se volvieron más sociales y desarrollaron las habilidades de comunicación necesarias para tratar con otros gatos y con los humanos.

En el caso de ambas especies, el proceso de domesticación comenzó probablemente con los propios animales; los animales más dóciles podían aprovechar mejor los recursos que ponían a su disposición los asentamientos humanos. Después, el hombre se dedicó a criar selectivamente a las criaturas más bonitas, mimosas y cooperativas hasta llegar a las mascotas que conocemos hoy.

Así es como llegamos a amar a los animales, pero eso no explica realmente por qué. No podemos amar a los perros y los gatos simplemente por su utilidad.

 

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